La licencia materna o paterna remunerada es una prestación para madres y padres de familia para contar con el tiempo libre pagado fuera del empleo para hacerse cargo del nacimiento o adopción de un nuevo hijo y con un plazo antes y después de su llegada.
Esta política es muy importante ya que el papel que juega padres y madres de familia es crítico en las posibilidades de salud y bienestar de la niñez a largo plazo. El tiempo que se tiene durante la licencia es clave para crear vínculos con el bebé y establecer rutinas de alimentación y cuidado, además de atender sus necesidades de cuidado médico y en el caso de las madres, para recuperarse físicamente.
Además de acuerdo a la UNICEF, la implementación exitosa de las licencias reduce las tasas de mortalidad infantil, previene la violencia familiar y reduce el número de hospitalizaciones y atención médica de urgencia infantil. Por su parte, un estudio de la OCDE arroja que las licencias se asocia a un menor riesgo de pobreza en las familias debido a la prevención de la caída de ingresos familiares. Por último, vale la pena mencionar que la misma UNICEF indica que las licencias benefician a la competitividad y la sostenibilidad de las empresas, mejorando su capacidad para atraer y tener una fuerza laboral y aumentar productividad de los empleados.
Es por eso que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda entre 14 y 18 semanas de licencia para las madres que están por recibir a un nuevo hijo.
Esta recomendación tiene dos retos muy importantes, uno de cobertura y otro de equidad.
Respecto a la cobertura, vale la pena mencionar que nivel mundial el 55% de las personas económica activas, trabajan en la informalidad. Mientras que en México asciende al 56.1% (hasta el 2020) de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Esto quiere decir que, aunque los países atiendan la recomendación de la OIT, en su totalidad, más de la mitad de las mujeres quedarían fuera de esta prestación.
Ahora, respecto a la equidad, es preocupante que no exista ninguna recomendación respecto a la licencia paterna, sólo existe de la licencia materna. Es por eso que no es de extrañarse que hasta 2015 el 96% de los países hayan legislado la licencia materna pero sólo el 53% haya legislado la licencia paterna. En el caso de México, la Ley Federal del Trabajo contempla 8 semanas (de las 14 como mínimo) para la licencia materna y ¡sólo 5 días para la licencia paterna!
Esto tiene grandes consecuencias en la vida familiar y la equidad entre mujeres y hombres. Por un lado, mujeres tienen la posibilidad de cumplir con sus responsabilidades familiares y pausan (y en ocasiones definitivamente) su carrera profesional; y los hombres ni pausan su carrera profesional ni pueden cumplir en su totalidad con sus responsabilidades familiares. En resumen, las legislación actual de las licencias promueve la ausencia de los hombres en las labores domésticas ante la llegada de un nuevo hijo.
Es por eso que es urgente impulsar una reforma en el sistema de licencias familiares en México para buscar alcanzar la recomendación internacional, es decir pasar de 8 a 14 o 18 semanas de licencia remunerada. Además, igualar las licencias para mujeres y para hombres para que ambos tengan las mismas oportunidades que cubrir las labores de cuidado familiar y retornar a su actividad económica y profesional. Por último, es importante contemplar al sector que trabaja en la informalidad para que no se descarte en esta prestación tan importante.
Por el fortalecimiento familiar, por el cuidado infantil, por la equidad entre mujeres y hombres y por la justicia laboral, es urgente reformar nuestro sistema de licencias familiares.
Juan Antonio López Baljarg
Director general del Instituto de Análisis de Política Familiar
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