El pasado lunes 5 de abril trascendió que Marx Arriaga, nuevo titular de la Dirección de Materiales Educativos de la SEP, convocó a un proceso de modificación de los Libros de Texto Gratuitos. Los problemas de este proceso son tres: falta de transparencia, exceso de improvisación y exclusión de especialistas.
En primer lugar, no hay claridad ni transparencia en la metodología que se lleva a cabo en este proceso, lo cual es muy grave por que pareciera que se está haciendo a escondidas de la sociedad.
En segundo lugar, se presume un exceso de improvisación por parte de la Dirección de Materiales Educativos de la SEP, en un proceso hecho “a la carrera” donde parece que es más importante hacerlo pronto que hacerlo bien.
Y en tercer lugar, preocupa bastante que no haya claridad en la convocatoria de quienes están haciendo este proceso, dejando fuera a especialistas en cada materia, organizaciones e instituciones que mucho pueden y deben aportar.
Aquí la gran perdedora es tristemente la infancia de nuestro país, que además de sufrir las consecuencias negativas de la pandemia y la educación a distancia, ahora se pretende condicionar los contenidos que aprenderán, puestos a disposición de la improvisación gubernamental.
Es por eso que el movimiento social “Educación con Rumbo” hace un llamado a Delfina Gómez, Secretaría de Educación Pública a superar la improvisación y a implementar una gestión gubernamental responsable hacia una educación de calidad en nuestro país. Además, a evitar la tentación de condicionar la educación de millones de niños, niñas y adolescentes a una corriente política y de intereses personales. No hay nada más peligroso que atentar contra la conciencia colectiva de toda una generación, lo cual es poco democrático y altamente autoritario.
Ante todos estos riesgos inminentes es fundamental apostar a la profesionalización en la toma de decisiones e implementación de acciones de gobierno desde una visión democrática y humanista.
En lo que respecta a los libros de texto, es fundamental hacer un proceso formal, serio y de acuerdo a los estándares internacionales, poniendo el interés superior de la niñez al centro de toda decisión. Por último, queda claro que se requiere una Educación con Rumbo en donde participemos todos de forma responsable: docentes, padres y madres de familia, gobierno, académicos, organizaciones de la sociedad civil y sector privado.
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