“... a las familias les va mejor en un entorno de políticas de apoyo, uno en el que, por ejemplo, las escuelas buscan activamente la participación de los padres; los empleadores reconocen que los trabajadores también son miembros de la familia; las agencias y organizaciones están centradas en la familia en su filosofía y operación; y las leyes apoyan los roles de los miembros de la familia como cuidadores, padres, socios y trabajadores ".
International Federation for Family Development
En el artículo anterior desarrollé una propuesta de enfoque de la familia como sujeto de la política pública en el cual, la familia como cuerpo intermedio genera beneficios públicos y privados que difícilmente otra entidad pública o privada podría realizar de la misma forma.
En ese sentido, planteé dos beneficios concretos de la familia en la esfera pública y privada, la cohesión social y el capital familiar. Y por tal razón, la familia debe ser objeto de la política pública. Ahora, la pregunta sería… ¿cómo debería ser el proceso de análisis, decisión y evaluación de las políticas públicas de la familia?
Para poder profundizar en este proceso, primero debemos plantear el problema público a atender, recordando que el objetivo de las políticas públicas justamente es resolver problemas públicos específicos. Si no hay un problema a resolver, no habría necesidad de plantear una política pública.
Es aquí donde nos encontramos con el reto de discernir el planteamiento del problema. Primero, que la familia tiene distintas dificultades lo cual nos plantea un reto de diversificación. Segundo, que la familia al ser una realidad que impacta de forma amplia en la esfera pública, podríamos decir que todos los problemas tienen que ver con la familia, lo cual nos plantea un reto de ambigüedad.
Ante la posible diversificación y ambigüedad de los problemas de la familia, pretendo hacer un planteamiento del problema, sin ánimos de que este sea concluyente, pero que sirva como criterio orientativo para las propuestas y acciones entorno a la familia.
La familia como un cuerpo intermedio que genera cohesión social y capital familiar, puede ser susceptible de circunstancias internas y externas que no le permitan cumplir sus funciones e incluso que las realicen de forma incorrecta o en detrimento de sus miembros y por lo tanto, en detrimento de la sociedad.
La violencia intrafamiliar, la carencia de habilidades para el cuidado infantil, el aumento del estrés en el hogar, la generación de desigualdad entre mujeres y hombres… son algunas de las circunstancias internas que se presentan en algunos hogares y que se dan en diferentes niveles de gravedad.
El aumento de pobreza y pobreza extrema, la falta y pérdida del trabajo y trabajo digno, el clima de inseguridad, la falta de balance entre el trabajo y la familia, la falta de servicios públicos, la crisis sanitaria… son algunas de las circunstancias externas que afectan los hogares y que también se dan en diferentes niveles de gravedad.
Por otro lado, es difícil discernir “qué fue primero”, las circunstancias externas que vienen a detonar las circunstancias internas que afectan a la familia o viceversa. Pienso que son ambas, lo cual genera un círculo vicioso que debilita la cohesión social y el capital familiar.
Ante este binomio de circunstancias internas y externas que generan un círculo vicioso que afecta a la familia y por lo tanto a los individuos y a la sociedad, un planteamiento a desarrollar es una política transversal de atención y fortalecimiento de la familia, que en distintos espacios se le ha llamado Perspectiva Familiar.
La Perspectiva Familiar nos ayuda a evitar la posible diversificación y ambigüedad del planteamiento del problema público respecto a la familia, reconociendo que toda política, todo problema y toda realidad que existe en la sociedad, afecta o beneficia de alguna forma a la familia.
Por lo tanto la Perspectiva Familiar puede plantear las siguientes preguntas: ¿Cómo afecta o beneficia a la familia los problemas sociales que vivimos y las políticas públicas actuales? ¿Cómo se pueden comprender y atender los asuntos públicos desde la familia?
De aquí se pueden desprender distintas propuestas que hagan realidad el criterio transversal de la Perspectiva Familiar en la agenda pública a través de la respuesta a preguntas más específicas como ¿cómo analizar los problemas públicos con una Perspectiva Familiar? ¿cómo diseñar políticas públicas con una Perspectiva Familiar? ¿cómo evaluar los resultados de las políticas públicas desde una Perspectiva Familiar?
Y además… ¿cómo elevar este planteamiento a la opinión pública y a la agenda de gobierno?. Estas preguntas las dejaremos para siguientes artículos.
Juan Antonio López Baljarg
Director general de Instituto de Análisis de Política Familiar
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