El pasado 26 de marzo de 2019 se aprobó en el Senado de la República la celebración del Día del Balance Trabajo-Familia cada 1 de junio.
Pero, ¿para qué un día del balance trabajo-familia?
Primero, hay que considerar que el trabajo y la familia son dos realidades distintas que se encuentran en relación constante y que hasta hoy no necesariamente ha sido la más armónica, incluso en algunos casos ese vínculo se encuentra roto. Una visión mal entendida de “idolatría al dinero” y de la “cosificación de la persona” ha llevado a la sobre explotación de las personas y por lo tanto de sus vínculos familiares.
Por otro lado, existe cada ves más una preocupación legítima de las personas por sus carreras profesionales y sus ingresos familiares que se llega a unir en un círculo vicioso con una cultura de altas jornadas y presiones laborales.
Es por eso que es fundamental impulsar una cultura del balance entre el trabajo y familia, reconociendo a estas como realidades distintas pero que deben ser complementarias y recíprocas para lograr una armonización responsable y sostenible, donde la persona pueda ejercer sus roles dentro de su familia, pueda ser productivo y generar los ingresos necesarios para el sustento del hogar y también pueda alcanzar una realización profesional.
Además, lograr que las personas tengan un balance entre familia y trabajo tiene beneficios para la sociedad y la economía. La ONU y la UNICEF han reportado evidencia de los beneficios que tiene este tema para el cuidado de la infancia, personas con discapacidad y adultos mayores a través del tiempo de calidad de los padres para atender las responsabilidad del hogar, y también para lograr una mayor equidad entre mujeres y hombres a través de la corresponsabilidad en el hogar y el desarrollo profesional tanto de la madre como del padre. Y, lograr una mayor cohesión familiar disminuye la violencia intrafamiliar y ofrece mejores condiciones de paz y seguridad en la sociedad.
Por su parte, el balance trabajo-familia también reporta beneficios para la empresa como la reducción de ausencias y rotación que reduce los costos de capacitación y de curvas de aprendizaje, y un aumento de la fidelidad y compromiso de los colaboradores a la empresa que reporta un incremento de la productividad
Ahora, para poder impulsar una cultura del balance trabajo-familia es importante considerar distintos instrumentos los cuales se podrían clasificar de acuerdo a Guglielmo Faldetta en “Articulaciones temporales/espaciales y servicios”:
· Articulaciones temporales/espaciales: Home office, permisos parentales, bancos de horas, licencias maternas y paternas, part time, entre otras.
· Servicios: Servicios para hijos pequeños, centros de lactancia, cunas y gurarderías, empresariales, entre otras.
Por último, hay que considerar que hoy los ritmos de vida y de trabajo, el nivel de competitividad laboral y los niveles de ingresos ponen a las nuevas generaciones ante una paradoja al momento de tomar decisiones de vida donde pareciera que tienen que elegir entre un trabajo y hacer familia, inclusive cultural y laboralmente puede llegar a discriminarse a quienes optan por hacer familia…
Es por eso que es fundamental impulsar una cultura y una agenda de balance trabajo-familia para que cada ves menos personas tengan que elegir entre ambas realidades y quienes ya tienen ambas puedan gestionar mejor sus responsabilidades y roles, además de los beneficios que reporta para la empresa y para la sociedad.
Juan Antonio López Baljarg
Director general del Instituto de Análisis de Política Familiar
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