Por Juan
Antonio López Baljarg
@Juanlbaljarg
Tenemos gobierno electo. Andrés Manuel López Obrador
será el presidente de la República a partir del 1 de diciembre, después de
ganar con el 53% de preferencia de los votantes en la elección con mayor
participación de las últimas décadas... Con estos resultados AMLO llega con una
aceptación popular no vista desde la llegada de Vicente Fox y un alto control
político no visto desde el PRI presidencialista de hace 40 años.
Al parecer, las piezas están puestas para que Andrés
Manuel inicie lo que ha llamado la “cuarta transformación” de México, ya que
según él, las otras tres las realizaron Miguel Hidalgo, Benito Juárez y
Francisco I. Madero... aspirando a colocarse como el cuarto “reformador” de
nuestro país.
Las tres primeras “reformas” tienen tres cosas en común:
un cambio de constitución, el fracaso del proyecto planteado y años posteriores
trágicos para el país...
La “primera” transformación de México: Encabezada por
Miguel Hidalgo, quién pretendía implementar una monarquía mexicana y murió poco
después de que inició su revuelta, viniendo después casi diez años de
guerrillas aisladas que no llegaron a nada. Tuvo que llegar Agustín de Iturbide
quién con una gran habilidad política, logro lo que años de lucha desordenada
no pudieron, la independencia de México.
México es de los pocos países que asesinó a su
libertador (Agustín de Iturbide) y lo considera un traidor... una tragedia.
Después vino la constitución de 1824 y con ella tres décadas de luchas internas
(entre liberales y conservadores), dos intervenciones extranjeras y la pérdida
de casi la mitad de nuestro territorio (Texas, Nuevo México y California). He
ahí los frutos de la “primera” transformación.
La “segunda” transformación de México: Encabezada por
Benito Juárez, un presidente subordinado y financiado por el gobierno de los
Estados Unidos... quizá fue quién logró en mayor medida consolidar su proyecto
con leyes profundamente anticlericales. Promovió la constitución de 1857 y
quizá se hubiera convertido en un dictador de no ser porque murió antes.
Después vino un periodo corto de inestabilidad social
y política para después dar paso a los treinta años de dictadura de Porfirio
Díaz, que si bien logró un desarrollo económico e industrial (lo cuál hay que
reconocer) también provocó que la clase alta tuviera más privilegios y la clase
baja quedara más marginada. He ahí los frutos de la “segunda” generación.
La “tercera” transformación de México: Encabezada por
Francisco I. Madero, un joven idealista de clase alta muy bien preparado pero
profundamente ingenuo de la política real y la lucha del poder. Consiguió
llegar a la presidencia para ser traicionado y asesinado un año después, dando
paso a una lucha entre grupos para obtener el poder, dejando más de un millón
de muertos y quebrando la economía de nuestro país... a eso le han nombrado
Revolución Mexicana.
El resultado, la constitución de 1917 que abre el
camino a la fundación del PRI, un partido político que se aferró al poder por
70 años en los cuales se germinó y se institucionalizó la corrupción que hoy
conocemos. He ahí los frutos de la “tercera” transformación.
¿Y ahora AMLO pretende hacer la cuarta...?
Lo cierto es que las “transformaciones” anteriores
surgen de una inconformidad social legítima, pero el remedio resultó peor que
el problema, ojalá no nos pase lo mismo... solo recordemos que quién no conoce
su historia está condenado a repetirla.
Una persona no nos va a salvar de nada... lo que pase
en nuestro país en los próximos años será responsabilidad de todos. Estemos
alerta, como ciudadanos, cada uno de nosotros tiene una labor insustituible que
cumplir, hagamos lo que nos toca, estamos a tiempo.
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