Hace una semana se celebró un
aniversario más de la victoria del ejército mexicano frente a la milicia
francesa en los fuertes de Loreto y Guadalupe a las afueras de la ciudad de
Puebla.
Es interesante la relevancia
histórica, social y política de este acontecimiento y que sea completamente
ignorado, y hasta desconocido por muchos, que el ejercito francés regresó un
año después se adueñó de Puebla. Que no se me malentienda, no soy un antipatriota,
sólo quiero evidenciar el sesgo histórico que tenemos y la construcción de
legitimidad política que se ha construido alrededor de este mismo.
Justo en esta situación podemos
encontrar la gran paradoja que existe entre la forma de gobierno, república
federal y representativa, y la realidad tan diferente que se vive en nuestro
país. Además, la clase política esta llena de propuestas, de discursos de
desarrollo y de justicia, pero pocos son los esfuerzos que atienden a fondo los
problemas de desigualdad en México.
En este contexto de paradojas,
utopías y soluciones a medias, me hago la siguiente pregunta, ¿el federalismo
responde a la realidad histórica, gubernamental, social y económica de nuestro
país?
Analicemos
brevemente algunos aspectos del federalismo de nuestro país: el Estado y la
democracia.
En lo que refiere al Estado, Juan
Jacobo Rousseau postuló que la autoridad del gobierno queda legitimada en la
promoción y protección de la voluntad general. La “voluntad general puede
únicamente dirigir las fuerzas del Estado de acuerdo con los fines de su
institución, que es el bien común.”
¿Este principio fue la base del
origen de nuestro gobierno? ¿Nuestro sistema de gobierno responde a nuestra
realidad?
Respecto a la primera pregunta
podemos decir que el sistema de gobierno de nuestro país fue motivo de disputas
y guerras que duraron prácticamente un siglo donde un sistema bipartidista
(liberales y conservadores) se disputaba la hegemonía para imponer su sistema
de gobierno haciendo el menor caso a la voluntad general.
Respecto a la segunda pregunta
podemos decir que es bastante cuestionable que la aplicación actual de la forma
de gobierno responda las necesidades fundamentales para el desarrollo de la
persona y la sociedad, que es el bien común.
Respecto a la democracia, me
gustaría abordar la garantía de los derechos. ¿La aplicación actual del sistema
de gobierno responde a la protección y promoción de los derechos fundamentales?
Quiero poner dos ejemplos. El
primero ejemplo es el activismo judicial de la Suprema Corte de Justicia, quienes
justificándose en su labor interpretativa ha rebasando los límites de su
competencia al tomar decisiones en materia civil en aspectos como la familia
declarando anticonstitucional el matrimonio entre un hombre y una mujer en el
estado de Jalisco. El segundo ejemplo es la modificación de la Norma Oficial
Mexicana (NOM) 046 promovida por la Secretaría de Salud la cuál menciona que
cualquier mujer podrá acceder al aborto por violación sin la autorización de la
autoridad competente y si es mayor de los 12 años podrá hacerlo sin el
consentimiento de sus padres, lo cuál deja en una incertidumbre jurídica a
médicos en los diecisiete estados en los cuales está consagrado el derecho a la
vida desde la concepción en sus constituciones locales.
Existe un centralismo de poderes
en lo que respecta a presuntos derechos fundamentales. Aunque llevamos más de
un siglo siendo una república federal la realidad nos dice que hemos sido
gobernados por un presidencialismo más cercano al centralismo que al
federalismo.
El federalismo supone un pacto
entre iguales, pero la igualdad de condiciones no existe (y no ha existido
nunca) en México. Lamentablemente el sistema federal llegó y se implantó en
nuestro país con el fin de “acomodar a la fuerza” un sistema de gobierno
importado que no ha respondido a la realidad social de nuestro país.
Frente a un Estado que no
responde a la realidad histórica y ni a las necesidades sociales y una
democracia parcial que rebasa el federalismo, ¿qué solución podemos proponer?
Frente a las problemáticas del
Estado, la democracia y la economía en México podemos encontrar una constante:
la incapacidad del sistema de gobierno para responder a las necesidades de
nuestro país, producto de la implantación de un federalismo que no corresponde
a la realidad histórica de México. El resultado ha sido vivir en medio de
utopías, disparidades e incongruencias.
Nuestro país requiere soluciones
de fondo y no solo de forma en donde se promueva la solidaridad, pero también
la subsidiaridad y donde el gobierno trabaje realmente por el bien común, lo
cuál sigue siendo una asignatura pendiente.
Juan Antonio López Baljarg
@Juanlbaljarg
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