Hace unos meses, en una visita al Museo “Memoria y Tolerancia” de
la Ciudad de México, tuve la oportunidad de ver el uso que hizo la propaganda
nazi de los eufemismos para convencer y adoctrinar a la población alemana. Esto
quiere decir que tomaban un concepto y manipulando el lenguaje cambiaban la
denotación del mismo para que al oírlo no sonara tan mal.
Un ejemplo claro en la actualidad es el de “vientre de alquiler” o
“maternidad subrogada”, que en el fondo es esconde el lucro por medio de la
procreación humana, mejor conocida como “explotación de mujeres con fines
reproductivos”.
El pasado jueves 17 de septiembre se llevó
a cabo en el Senado de la República un evento donde se expuso los peligros de
una legislación a favor del “vientre de alquiler”.
El proceso de la “maternidad subrogada” se
da cuando una pareja que por diferentes motivos no puede procrear, contrata un
“servicio” de renta del útero de una tercera persona, a quien se le conoce como
“madre gestante”. Este acto, que pareciera altruista, esconde detrás peligros
muy graves para la mujer.
De acuerdo a los estudios de la
organización Early Institute, esta práctica está prohibida en países como
Alemania e Inglaterra; en España es legal, siempre y cuando no sea con mujeres
españolas. En contraste, países como India y Tailandia tienen perfectamente
regulada esta práctica.
¿Por qué la diferencia? La realidad habla:
difícilmente una mujer estaría dispuesta a ser madre gestante, a menos que
fuera el único recurso inmediato para poder subsistir. Es por eso que las
mujeres con bajo nivel socioeconómico y educativo son las más vulnerables con
esta práctica.
En México esta práctica es legal en
Tabasco, en donde, de todos los casos que se han dado, ninguno de los
beneficiados ha sido mexicano, todos han sido extranjeros. La pregunta es ¿por
qué los legisladores de nuestro país tendrían que promover esta práctica que
vulnera a las mujeres mexicanas y beneficia a personas extranjeras? Siendo que
existen demasiadas necesidades en nuestro país, la respuesta es: por el dinero.
El “vientre de alquiler” no es un acto
altruista ni restaura ningún problema de salud pública, es un asunto meramente
lucrativo que promueve la explotación de mujeres, quienes no reciben la
seguridad social ni un trato digno por esta práctica. En otros países se han
dado casos como el divorcio de la pareja contratante o que el niño gestado
presente Síndrome de Down; en ambos casos los contratantes se negaron a
quedarse con el bebé.
O bien, ¿qué pasaría si la madre gestante
se niega a dar al hijo que tuvo en su vientre? ¿Legalmente quién puede reclamar
la patria potestad: quien tuvo al bebé o quien pagó por él?
Lo cierto es que la “maternidad subrogada”
no es un caso aislado en nuestro país, es un mercado global que busca
extenderse en países donde el contexto político y social lo permitan… México no
debe convertirse en la mina de oro de particulares que buscan enriquecerse por
medio de la venta de personas y la explotación de mujeres.
Es lamentable que mujeres mexicanas de
organizaciones como GIRE o MEXFAM promuevan estas prácticas… ¿a quién
defienden? Este asunto es más ideológico y lucrativo que de apoyo a la mujer.
Nosotros, bien informados y conscientes de los riesgos, debemos evitar que la
explotación de mujeres con fines reproductivos se promueva en nuestro país.
Juan Antonio López Baljarg
@Juanlbaljarg
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