“No está bien eso” son las palabras pronunciadas por el Papa
Francisco que se alcanzan a comprender de la conversación entre el Obispo de
Roma y el Presidente de Bolivia, Evo Morales.
Dicho acto se llevó a cabo en la visita diplomática del líder de la
Iglesia Católica a este país sudamericano.
La frase del Papa se dio como consecuencia del regalo que Evo le
entregó: un Cristo crucificado sobre el martillo y la hoz, claramente identificados
y que han sido el símbolo por décadas, del socialismo.
Esta imagen le ha dado la vuelta al mundo y ha sido el centro de
diversos comentarios. Pero ¿qué lectura habría que darle a este hecho?
Retomando mis clases de semiótica de la universidad (que tanto
trabajo me costaron pero de las cuales aprendí mucho) me gustaría compartir la
siguiente reflexión:
Creo que la hoz, el martillo y la cruz van más allá de ser
“simples” íconos. Íconos son aquellas imágenes que representan o sustituyen
algún concepto u objeto, como por ejemplo una pequeña ave con fondo azul
(twitter) o un teléfono en fondo verde (whats ap).
Imágenes como la hoz, el martillo y la cruz son símbolos. Esto
quiere decir que las imágenes tienen una connotación (significado implícito)
mucho más allá de un concepto u objeto. El símbolo representa valores,
sentimientos y conceptos mucho más abstractos.
Cuando vemos una cruz simétrica color rojo nuestra mente puede interpretar
mucho más que sólo una organización internacional. Cuando vemos la swastika
nazi, nuestra mente interpreta mucho más que un simple movimiento político de
los años 30´s.
Es por eso que no puede pasar desapercibido la unión de dos
símbolos que en su connotación representan dos cosas completamente distintas y
que incluso, históricamente una se ha opuesto a la otra. Y el hecho se agrava
cuando un jefe de estado le hace entrega de este símbolo a un líder religioso.
La razón no podremos saberla por más que discutamos o tratemos de
interpretarla toda la tarde, lo que si podemos saber es que no fue una
casualidad o un acto “inocente”. La acción fue una imprudencia e incluso una
falta de respeto a un símbolo religioso por parte del presidente de Bolivia,
Evo Morales.
Y bien, el Papa Francisco tomó el obsequio con respeto y el acto
concluyo. Así también concluye mi breve opinión del hecho ocurrido en Bolivia.
El valor de un símbolo no radica en la imagen sino en la
profundidad, historia y trascendencia de su significado.
Juan Antonio López Baljarg
@Juanlbaljarg
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