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EL CATÓLICO DE HOY

“No estamos en una época de cambios, estamos en cambio de época.” Ésta fue la frase usada por el Dr. Rodrigo Guerra, la cuál nos puede ayudar a entender la realidad en la que vivimos y los retos que trae consigo.

Cada época se caracteriza por mantener ciertos patrones en sus esquemas sociales y criterios de pensamiento.  Un cambio de época se caracteriza por un inminente cambio político, económico y social, donde las brechas generacionales se hacen más amplias; entender y actuar la realidad se vuelve más complejo.



La Iglesia, la institución vigente más antigua de la historia de la humanidad, enfrenta grandes retos planteados por la nueva era, la posmodernidad, en donde es común escuchar frases como estas:

“Creo en Dios pero no creo en la Iglesia…”
“La Doctrina de la Iglesia es moralista y obsoleta…”
“¿Por qué escucharía a alguien que es más pecador que yo?”

Son las preguntas de una sociedad posmoderna híbrida, que se guía por la intuición y la emoción. Parecería lógico que un esquema doctrinal “rígido” genere rechazo en nuestra actualidad. Entonces, como católicos ¿qué nos toca hacer?

Primero, reconocer nuestra época. El postmodernismo es racional y emotivo. Un pensamiento religioso dogmático y vertical estaría totalmente fuera de contexto.

El católico de hoy debe reconocer y promover su fe con argumentos racionales y razonables, debe evitar ser irracional. El mundo de hoy vive entre en la indiferencia y la ignorancia, el hombre de hoy está informado de todo pero conoce muy poco. El católico moderno debe ser la luz de la verdad, de una verdad comprensible y sensata.

¿Cuántas veces somos tachados de “radicales” y “conservadores” por no saber comunicar nuestra fe? El mundo de hoy exige no solo creer, sino saber dialogar y argumentar.

El católico de hoy también debe ser más horizontal, es decir, debe escuchar más y reconocer el contexto de su prójimo. Evitar creencias emocionales y promover una fe madura, capaz de ser congruente en cualquier escenario, y esto se inicia desde la vida personal. El católico moderno debe ser sal que de sabor al mundo con su testimonio.

¿Cuantas veces lanzamos la doctrina por delante y hacemos a un lado la misericordia de Dios? Recordemos ser suaves en la forma y firmes en el fondo.

Nuestra Iglesia necesita de católicos dispuestos a entrar en la arena del posmodernismo, que sean capaces de defender su fe con un discurso racional y sensato, y que además puedan comprender y reconocer en su prójimo a un pecador que tiene la misma necesidad de Dios que uno mismo.

Entre tanta confusión y relativismo, la gente necesita mucho más de nuestra Iglesia. El católico de hoy debe salir de su confort, Cristo nos mandó a evangelizar. Es nuestra oportunidad de promover la dignidad humana y el bien común.

¡Seamos eficientes en la obra del Señor!



Juan Antonio López Baljarg

@juanlbaljarg

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