Juan Antonio López Baljarg
Hijo antes de subirte a la motocicleta recuerda: puedes manejar a la velocidad que quieras, sin
respetar ninguna ley de tránsito, pero eso sí, ¡protégete! Usa tu casco.
¡Qué absurdo! Y así de absurda y de irresponsable resulta la
iniciativa que promueven las autoridades frente a los Derechos Sexuales y
Reproductivos.
Puede ser fácil irse con la finta cuando se usa la palabra “derechos”
y pensar que esta iniciativa representa un beneficio para los niños, niñas y
adolescentes de nuestro país. Sin embargo, debemos entender los problemas que
se encuentran implícitos en esta
propuesta, consecuencia de una irresponsable iniciativa y/o de una
estrategia de manipulación.
Dentro de la gama de “derechos” sexuales y reproductivos de esta
iniciativa, se encuentra el decidir de manera libre el número y espaciamiento
de hijos que se deseen. Una niña de 10 años por qué tendría que decidir cuantos
hijos desea tener, por lo menos ¿por qué a esa edad?.
Es claro que es una propuesta disfuncional (en el mejor de los
casos), porque la niñez no es el momento adecuado para que una persona forme
una familia.
Un “derecho” más: recibir información y tener acceso a los métodos
anticonceptivos de manera gratuita y suficiente. Un niño de 8 años por qué debería
tener acceso a un preservativo, por ejemplo. ¿Tendrá la madurez emocional y
psicológica para iniciar su vida sexual?
Más que una medida de “protección”, una vez más el Estado se
estaría equivocando, acelerando la edad para iniciar una vida sexual, cuándo no
se cuenta con un nivel de responsabilidad adecuado para asumir consecuencias de
tal grado. Más que una medida de prevención es
un problema más.
Último “derecho”: contar con servicios médicos y jurídicos que les
permitan construir su identidad sexual. En primer lugar, no es lo mismo
hablarle de derechos médicos y jurídicos a un niño o niña de 6 años que un
adolescente de 17 ¡y mucho menos sobre identidad sexual!
El aspecto de la madurez psicológica y emocional no se está tomando
en cuenta en esta iniciativa, que al analizarla, más que una propuesta de
derechos, parece más bien una irresponsable y absurda permisividad, manipulada
por las corrientes relativistas de nuestra sociedad.
Y faltan muchas preguntas por responder…
¿Dónde queda la figura de los padres? ¿No son ellos los primeros,
por derecho y obligación, a tener voz en estos temas?
Muchos derechos… ¿y las obligaciones?
Mucha información… ¿y la formación?
Mucha libertad… ¿y la responsabilidad?
¿Es así cómo el Estado quiere formar a las nuevas generaciones?
El tema es muy amplio, del cuál vale la pena seguir hablando. Por
el momento es importante exigir: que no
se acomoden las leyes a conveniencia de ciertos grupos liberales, manipuladores
e irresponsables. Y sobre todo, que no se trastoquen los verdaderos derechos de
los niños, niñas y adolescentes, ya que esta iniciativa más que beneficiarlos
los convierte en víctimas.
@juanlbaljarg
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