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EL MUNDO NECESITA MÁS GENTE QUE AME LO QUE HACE


Una vez Edgar Aguilar, un canta autor de música de valores, mencionaba en un concierto que cuándo platicas con muchas personas, llegan a comentar frases como “trabajando… no queda de otra” o “no me gusta mi trabajo…”, lo cuál puede ser reflejo de apatía o desesperanza. La pregunta es, ¿qué deberíamos hacer para evitar estas actitudes en nuestra sociedad?

Primero, nuestra vida debe estar guiada y motivada por un ideal, por el cuál estemos dispuestos a “dar la vida”, es decir, que sea algo que me apasione y me motive tanto, que esté dispuesto a invertir mi vida en ello. El día en que encontremos esa pasión, será emociónate y hasta sencilla nuestra labor del día a día, en la cuál, seguramente buscaremos dar lo mejor de nosotros, no por un beneficio económico ni por lograr el éxito, sino porque es nuestra mayor alegría, lo demás vendrá por añadidura.

Por el contrario, si nuestra motivación fuese la riqueza o el éxito, desviaríamos nuestra atención de nuestra verdadera pasión y estaríamos sosteniendo nuestra vida en la pared equivocada.

Segundo, el esfuerzo que empeñes en alcanzar tu ideal. La suerte no existe. En la vida, seguramente, tendrás oportunidades para ir cosechando logros, sin embargo, si no cuentas con la capacidad o no estás en el lugar indicado, de poco te servirá. A lo que llamamos “suerte” no es más que la suma de la oportunidad y la capacidad.

¿Cuántos grandes ideales se han llegado a perder por falta de esfuerzo? La desgana, la decidía y la pereza son los principales enemigos de la persona que ya ha encontrado su pasión en la vida.

Tercero, “los tiempos de Dios son perfectos”. Si ya has encontrado tu pasión y te esfuerzas día a día por hacerlo realidad, sólo te falta un ingrediente, la paciencia. Muchas veces nos desalentamos por no alcanzar de inmediato nuestros objetivos, sin embargo, toma en cuenta que las grandes obras requieren tiempo y en ocasiones, una que otra caída.

Retomando la gran idea de Steve Jobs en su discurso en la Universidad de Stanford, no podremos entender el tiempo de espera o las caídas, viéndolas desde nuestro presente hacia nuestro futuro. Sin embargo, si estás en el camino de tu ideal y lo caminas día a día, cuándo lo alcances, te darás cuenta que todo lo que has recorrido tuvo una razón de ser y sin esos pasos nunca habrías llegado a la meta.


La suma de pasión, esfuerzo y paciencia nos llevará a un círculo virtuoso, del cuál podremos cosechar confianza, de saber que a pesar de los peligros o fracasos, estamos en el camino correcto; y felicidad, porque alcanzaremos la plenitud y la trascendencia en nuestra misión.

Estas ideas son fáciles de comprender, pero tal ves su aplicación no lo será tanto, porque podrán surgir muchas peligros o fracasos en el camino. Ten confianza en que esta decisión, vale toda la pena. El mundo necesita más gente que ame lo que hace. Porque la vocación es el juego de la vida que nadie debería perderse.




Juan Antonio López Baljarg
@juanlbaljarg


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